El título lo dice todo: cabeza viva no tiene precio. Es una verdad como un templo. Después de un mes justo de que me intervinieran quirúrgicamente de urgencia estoy vivito y coleando, disfrutando de mi familia y de mis amigos, que son legión. Gracias a todos los que os habéis interesado por mí. Mi cariño, mi afecto y mi amistad son recíprocos, sinceros y generosos. Y lo digo de verdad, de corazón.
Así que en 2011 me tendréis que aguantar. ¡Qué le vamos a hacer! Por eso, os prometo que seguiré en la brecha, apretando los dientes como siempre y haciendo mi particular carrera de fondo y mi travesía, pese a los engaños, las putadas, las cacicadas y los apagones.
Gracias a todos los que habéis estado conmigo cuando más os he necesitado.
¡Viva la amistad! ¡Viva la vida!