El presidente provincial del PP de Jaén, José Enrique Fernández de Moya, ha aprendido a recuperar a críticos dentro de su partido, lo mismo que ha ganado en esto de las relaciones internas de partido y en la corta distancia. Se le ve como más suelto y con más cintura. O ha aprendido mucho o lo están asesorando bien. O quizá las dos cosas.
El gesto de que se nombre a Juan Lillo, otrora enfrentado al aparato provincial, como subdelegado del Gobierno dice mucho de esta actitud. Parece que no quiere dejar a gente en el camino y tampoco quiere dejar cadáveres políticos. Ya recuperó antes a otros, como el ex alcalde Alfonso Sánchez Herrera.
Bien es verdad que ganar las elecciones contribuye a conseguir esta paz y armonía política, a desterrar cualquier lucha intestina, a reforzar la unidad y a consolidar una buena entente y mejores alianzas. Ya sólo falta que recupere a otros críticos como Inmaculada Solar, Juan Pizarro o Luisa Leiva. Aquí parece que de momento puede pinchar en hueso, pero quién sabe lo que puede ocurrir mañana.
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