domingo, 15 de mayo de 2011

Se acerca la meta electoral

Una semana falta para conocer a las personas que gobernarán nuestros pueblos y ciudades y las que estarán en lo que se dio en llamar la leal oposición. De entrada, no le arriendo las ganancias al que gane, frase lapidaria que escribió el maestro Antonio Garrido, de acuerdo a como está la salud financiera y el patio económico de la mayor parte de los Consistorios. Pero a esta frase hay que añadir que si el poder quema, estar en la oposición achicharra. A si que no hay término medio. O chato o narigón.

Se acerca la meta electoral tan codiciada y tan ansiada por los aparatos políticos. Al fin y al cabo es su razón de ser desde el día siguiente a la celebración de las últimas elecciones, por la que luchan, pelean y rivalizan, con gran ruido y estruendo, durante estos cuatro años, unas veces en guerras de guerrillas, otras en conflictos artificiales y otras en debates partidistas e interesados. Y todo ello aderezado con diversas estrategias, con una resonancia mediática de los mensajes, con un recorrido perfectamente calculado, con tácticas electorales diseñadas, con tiempos medidos y analizando desde casi el primer momento las encuestas como un valioso instrumento de trabajo que en esta ocasión han ido marcando tendencia.  

Y hablando de encuestas, los estudios demoscópicos apuntan a que en las grandes ciudades el PP se alzará con la victoria, salvo sorpresas mayúsculas. No sé si se consumará el vuelco electoral, pero el PP lo tiene más fácil que nunca para tocar más poder. El PSOE cree que hay partido. Por eso trata de movilizar a un electorado que está apagado por la situación de crisis económica y por el elevado desempleo. Los socialistas quieren recortar las diferencias y si no ganar en las grandes urbes, sí darle un bocado a las encuestas que le permita gobernar en coalición o con pactos con la izquierda. Ahora bien, los votos hay que contarlos el próximo domingo, en la noche electoral, el día de la gran encuesta, la que de verdad vale.

Hemos enfilado la recta final de la campaña y la mejor movilización que se puede hacer en beneficio de la política y de la democracia es debatir y hablar, sin ruido y con respecto, acerca de las propuestas y de las medidas realistas y necesarias que hacen falta para remontar la situación. Ahora es el momento de los “cara a cara”. Que no haya ningún reparo ni temor alguno a debatir ni a confrontar.    

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