El PSOE necesita ofrecer un nuevo proyecto político de cambio y de renovación a la vista del varapalo sufrido y con el que ha dado alas a muchas formaciones políticas. Pero corre el riesgo de precipitarse en la travesía del desierto a la que no tiene más remedio que enfrentarse sin llegar a perder su razón de ser y su esencia: ser útil a la sociedad y recuperar sus señas de identidad, sin que unos pocos muevan los hilos sentados en la mesa camilla.
Ahora bien, que nadie se engañe: no es bueno cerrar en falso una debacle de esta magnitud, por lo que ojo al cierre de filas artificial y partidista porque más dura puede ser la caída. Empieza la pelea. Es hora de empezar la pelea de las ideas y de un proyecto político adaptado a los tiempos.
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