martes, 8 de marzo de 2011

Santana y se acabó

Se acabó lo que se daba en Santana. Y es que, como escribí en otro “post” de este Blog, el guión estaba escrito desde hacía tiempo. Sólo faltaba pasarlo a limpio. Era una empresa enferma económicamente, en estado terminal y vegetativo al no tener carga de trabajo. ¿O sí? Y es una pena que no se haya podido mantener abierta después de tantos años inyectándole dinero público y sin que ningún grupo automovilístico haya querido quedarse con ella. Gestiones y gestiones, pero ninguna fructificó en estos 17 años que han transcurrido desde que Suzuki diera la espantada.

Pero no nos engañemos y engañemos a nadie. Además de las pérdidas que arroja año tras año, este pasado fin de semana he publicado en EFE una información sobre el cierre de la producción en 2010. Santana sólo fabricó en ese ejercicio 900 vehículos, la mitad para el pedido de Rumanía, cifra similar a la de 2009. Con estas cifras no hay empresa de esta magnitud que sea viable. Ni para tornillos, si me permiten la expresión. Y así apaga y nos vamos. Y mira que lo lamento.

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